Quiebre con profesores, el episodio que marca el adiós definitivo de Marco Antonio Ávila tras 523 días a cargo del Mineduc

Marco Antonio Ávila.
FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

El profesor de Castellano protagonizó algo impensado al inicio del gobierno: distanciarse de un magisterio que a todas luces más parecía ser un aliado comprometido. Esto, sumado a una gestión que permanentemente estuvo en el ojo del huracán, incluso internamente, terminó por sacarlo de la cartera tras casi un año y medio de gestión convulsa.


Marco Antonio Ávila no va más como ministro de Educación y, así, una gestión cuestionada interna y externamente llega a su fin luego de haber salvado en más de una oportunidad una salida que en distintos momentos se veía como inminente.

El adiós del profesor de Castellano se da en el marco de un nuevo cambio de gabinete impulsado por el Presidente Gabriel Boric, mismo contexto que en el pasado Ávila ya logró sortear casi al filo, así como también pudo capear la acusación constitucional en su contra de julio pasado, cuando todo parecía en contra.

Pero si algo marcó la gestión del militante de RD -y que ahora adorna también su partida- fue que cuando lograba superar una crisis, de inmediato se le aparecía otra. Así, los festejos tras el rechazo de la AC en su contra aún no terminaban cuando se quebró definitivamente su relación con el Colegio de Profesoras y Profesores, gremio que a inicios del periodo presidencial parecía un aliado inquebrantable.

Y es que si bien esa relación comenzó bien, al poco andar el mea culpa que hizo por haber mantenido las escuelas cerradas durante la pandemia por tanto tiempo, algo que el Colegio siempre defendió, empezó a distanciar las posiciones, hasta que el anuncio de la postergación del pago de la deuda histórica terminó por separar los caminos de Ávila y el magisterio, al punto que en las últimas semanas ya hubo tres jornadas de paro nacional y está a la vuelta de la esquina la definición de una movilización indefinida de los docentes. Este contexto y no haber logrado resolverlo a tiempo, dicen en las esferas de gobierno, fue uno de los puntos que pesaron a la hora no sólo de remover al ministro, sino que de definir a Nicolás Cataldo como su sucesor.

El paro indefinido, de hecho, hoy está más cerca de producirse que de no hacerlo. Y es que el gremio docente tiene su asamblea nacional entre 17 y 18 de agosto y ahí llegan con la idea de paralizar, justamente, porque la última respuesta de Ávila, sienten, llegó tarde, fue demasiado escueta y poco concreta. Tanto así que fue el propio Ávila el que quedó de entregar una nueva contestación antes de la cita nacional ampliada de los docentes. “Puede que sean los ritmos los que no satisfacen al Colegio de Profesores”, dijo el propio ministro. En su entorno señalan que esa respuesta la dejó “bien avanzadaes”.

Este miércoles, antes del cambio de gabinete, fue el propio presidente del magisterio, Carlos Díaz, el que en medio de una manifestación de trabajadoras de jardines infantiles Integra leyó una carta “del profesorado al pueblo de Chile” en la Plaza de la Constitución, donde, obviando que desde ahora hay otra máxima autoridad en Educación, insistió en que esperan para este jueves una nueva respuesta del Mineduc. Agregó que si reciben “las mismas frases vagas” volverán “a repletar las calles”. Y cerró: “No queremos llegar al paro indefinido ni nos movilizamos por deporte, pero las circunstancias nos llevan a la necesidad de hacer cumplir los compromisos tomados”.

El hasta ahora inminente paro, en todo caso, no fue la única complejidad que tuvo que enfrentar Ávila durante sus 523 días como titular de Educación. Fueron, de hecho, varios los flancos que tuvo abiertos, algunos simultáneamente: altas cifras de deserción escolar, violencia en las escuelas, sus batallas perdidas para suspender el Simce y terminar con el programa de los Liceos Bicentenario, la promesa aún sin luces sobre la condonación del CAE, la idea no llevada a cabo de una actualización de catastro de infraestructura escolar a pesar de haberlo prometido y hasta anunciado, constantes cambios en sus equipos (hace sólo dos semanas había sumado una nueva jefa de gabinete), un creciente debilitamiento en sus redes en comunidades significativas y los autogoles con el adelanto de las vacaciones de invierno, su primer gran traspié.

También debió enfrentar su altercado en el Congreso previo a la votación de la reforma tributaria, cuando su continuidad estuvo en seria duda hasta último minuto, incluso con un bullado episodio de sillas de sobra en el salón donde se produciría el cambio de gabinete. Esa vez, el Mandatario optó por darle un espaldarazo político a su gestión y lo mantuvo.

Pero las críticas, desde hace más o menos un año, se instalaron en contra de Ávila incluso puertas adentro y apuntaban, en general, a la poca capacidad de gestión y escasa autocrítica. No pocos pedían puertas adentro que este cambio se hiciera antes, pero lo que en su momento se decidió, en vez de apartarlo, fue reforzar sus equipos: primero, en diciembre de 2022, cuando, entre otros, llegó Joaquín Walker a hacerse cargo de la reactivación educativa, y luego en marzo, en el cambio de gabinete, donde en vez del ministro, Boric optó por cambiar a dos de los tres subsecretarios de la cartera y así llegaron Víctor Orellana (Educación Superior) y Alejandra Arratia (Educación).

Él, en todo caso, hasta el último de sus días defendió lo hecho. “Sin ser autocomplaciente, hay que salir de la mezquindad para que se reconozca lo que hemos hecho. No es mi nombre, es más bien la cartera, que es siempre una muy compleja”, dijo a La Tercera hace poco más de tres semanas, una vez rechazada la acusación constitucional en su contra.

Aquella ocasión, además, aseguró que “siempre los ministros de Educación han estado altamente expuestos, porque es una cartera muy compleja. Cuando uno aparece es también algo que porta en sí mismo el cargo”. Ahí, de hecho, aseguraba que no sentía que su nombre estuviera desgastado.

A pesar de esto, ayer se concretó su adiós. Tras el acto en La Moneda, Ávila caminó desde Palacio hasta el Mineduc para buscar algunas de sus pertenencias y volver a su vida de ciudadano común. Antes, eso sí, en la entrada lateral que tiene la cartera en calle Amanda Labarca recibió el caluroso adiós de al menos medio centenar de funcionarios del ministerio, entre los que se encontraban los subsecretarios Víctor Orellana (Educación Superior), Alejandra Arratia (Educación) y Claudia Lagos (Educación Parvularia).

En esa suerte de pasaje, el ahora exsecretario de Estado recibió incontables abrazos y escuchó los aplausos de los trabajadores presentes, así como los de quienes que no alcanzaron a bajar hasta la calle y se quedaron observando la escena desde las ventanas del edificio ministerial. Y es que, independiente de los análisis de su gestión, algo que siempre le valoraron a Ávila fue su cercanía con la gente.

“Es bien simbólico porque cuando llegamos, llegamos también con mucha gente en el hall y hoy día también toca irme con todos ustedes aquí, así que yo sólo agradecerles a cada uno de los equipos, yo sé que hay mucha gente que ha puesto su corazón en la pega, en poder sacar todos los proyectos que tenemos”, comenzó diciendo en su improvisado discurso de despedida.

Y siguió: “Como acabo de decir en la prensa, yo creo que no hay mejor nombre para mi reemplazo que no sea el de Nicolás Cataldo, que es alguien que va a respetar el programa”.

Lo conversamos con el Presidente y aquí, a no bajar los brazos porque seguimos. Nos queda deuda educativa, deuda histórica, educación sexual integral y además, la modificación del sistema de aseguramiento de la calidad”, añadió.

Con su adiós, Revolución Democrática (RD), partido en el cual milita, perdió la cartera educativa, así como ya había sufrido el Ministerio de Desarrollo Social tras la renuncia de Giorgio Jackson la semana pasada y la confirmación como su sucesora de la hasta ayer ministra de Bienes Nacionales, Javiera Toro (Comunes).

Aquí no hay renuncias, si bien internamente muchos aluden esto como una pérdida importante para mi partido, este no es el minuto de mirar la cuestión chica, sino mirar el proyecto del Presidente Boric”, les dijo Ávila a los presentes al respecto.

Y cerró: “Yo estoy muy tranquilo, hemos conversado con el Presidente y nos vamos a seguir viendo. Este mundo es súper chiquitito y por lo tanto tenemos mucho que seguir haciendo. Muchas gracias y adelante el gobierno transformador del Presidente Boric”.

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